25 años después de la tragedia que cobró la vida de 1.185 personas, hubo una campaña publicitaria que logró darle la vuelta al mundo y recaudar fondos para los damnificados.
Créditos:
Redes sociales/ Archivo partícular/Gobernacion del Quindío
La 1:19 de la tarde marcaba el reloj el 25 de enero de 1999 cuando la tierra decidió moverse en Armenia. De las fábricas y oficinas, las personas se disponían a salir a tomar su hora de almuerzo, en el campo los costales de fique se llenaban del bendito grano del café.
Un temblor de magnitud de 6.2 en la escala de Richter irrumpió no solo en los quehaceres de los quindianos, los 28 segundos de duración que tuvo el terremoto, fueron más que suficientes para cambiarle la vida a todo un departamento.
Y cuando se pensaba que la tormenta había pasado y que solo quedaba levantar escombros y ayudar a los más damnificados, cuatro horas después la tierra volvió a sacudirse mediante una réplica de 5,4. En el Quindío las personas creyeron que Dios los había abandonado.
La publicista que entregó alma y cuerpo por el Quindío
María del Socorro Jaramillo Velásquez es una publicista bastante conocida y galardona en el país, su vida la ha entregado a entender el mercado publicitario, a las ideas brillantes y transformadoras, a encontrar lo que más mueve a las personas, pero también, a dejar muy en alto su “Quindío del alma”.
Cuando ocurrió la tragedia, Soco, como le dicen sus más allegados, aterrizaba en el Aeropuerto El Dorado proveniente de Miami, Estados Unidos. Llamó la atención para ella, las aglomeraciones de personas en los televisores de la ciudad, se acercó y evidenció que la tierra que la vio nacer, estaba bajo escombros.
El sentimiento de angustia se apoderó de su cuerpo, en 1999 no había la tecnología que actualmente hay, existían los teléfonos pero no era fácil su comunicación. Afortunadamente contaba con un as bajo la manga, era amiga de uno de los periodistas más importantes del momento, Yamit Amad, fue a través de él que pudo conocer que su familia estaba a salvo, pero también fue por el comunicador, que logró llegar un día después del terremoto a su querida Armenia.
“Lo que más angustia me dio, fue que me enteré que el Hotel Armenia Plaza, había caído en el terremoto. Este hotel era administrado por mi padre”. Dice Socorro, quien recuerda que en el lugar se estaban hospedando tres futbolistas argentinos que iban a ser contratados por el Deportes Quindío. Los tres perdieron la vida.
Socorro afirma que una vez logra encontrarse con su padre, el dolor de él es inmenso por su ciudad, aclara que era una persona que económicamente estaba bien y que con la tragedia lo perdió casi todo, pues en pie, solo le quedó la casa en la que actualmente vive la publicista.
“Lo que más me sorprende es que mi padre no lloraba por las cosas materiales, él no lloraba por lo que había perdido, su dolor era por la ciudad y la gente”, explica la publicista.
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