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Forbes Colombia, Forbes Staff

El Gran Salón de Plaza Mayor, el centro de convenciones de Medellín, reunió por igual emoción, expectativa y felicidad por el regreso a la presencialidad, cuando el 26 de julio se dio apertura a la edición especial de Colombiatex y Colombiamoda que se desarrolló del 27 al 29 de ese mes.

Luego de una edición atípica -que transcurrió en la virtualidad- la cual se vivió en 2019, los ojos de la industria de la moda de la región estaban puestos en este evento, que marcó el regreso a las pasarelas y las grandes ferias luego de la pandemia del coronavirus.

Con negocios hasta por 10.7 millones de dólares, la Semana de la Moda de Colombia dejó el contundente mensaje de que la industria ya está lista para reactivarse con ingenio.

El denominador común en esta edición fue la celebración a la diversidad, al poder de la mujer y un llamado común a trabajar en equipo. Esto quedó en evidencia desde la primera pasarela a cargo del diseñador colombiano Diego Guarnizo, quien presentó su colección ‘Mira de nuevo’ para la Fundación Avon. El desfile de Guarnizo impulsó una causa contundente: el rechazo a la violencia de género, y estuvo marcado por símbolos como la mariposa y colores empolvados en los que predominaron los azules, naranjas y rosas.

Las diseñadoras ecuatorianas Cindy Castro y Paulina Anda, y la peruana Annaiss Yucra completaron la noche. Las dos primeras, presentaron una pasarela conjunta de vestuario y calzado. Allí los vestidos de siluetas que jugaban con el cuerpo en telas como las sedas livianas y los linos fueron los protagonistas. Mientras que Yucra, abanderada del activismo femenino, mostró su colección ‘Pachamama otoño/invierno’, un homenaje a las mujeres del altiplano de Perú que se dedican a la agricultura.

En línea con el activismo, la noche de apertura de la feria terminó con la subasta de seis vestidos donados a la Fundación Avon por Diego Guarnizo, Annaiss Yucra, Cindy Castro, Silvia Tcherassi, Johanna Ortiz y Beatriz Camacho. Con la venta de estas piezas se lograron recaudar cerca de 60 millones de pesos, que serán destinados a distintas ONG que trabajan en la prevención de la violencia contra las mujeres.

Tendencia y evolución

Con más de 30 años desarrollándose, Colombiamoda ya tiene sus propios rituales, favoritos e infaltables. Pero, aún con eso, los asistentes y fanáticos de la moda demostraron que el Covid imprimió su propia huella en la industria. A diferencia de otros años, los tenis fueron el complemento perfecto de los arriesgados y creativos looks, y el tapabocas demostró que oficialmente es un accesorio.

La tendencia se mantuvo en las pasarelas, en donde este tipo de calzado confortable, junto con las plataformas y las sandalias fueron la constante.

Para esta edición especial, la sostenibilidad también jugó un rol importante. La moda se integró con marcas ajenas al sector a través de colaboraciones que surgieron para apostarle a la fusión de ideas. El primer día de la feria Beatriz Camacho y la tecnológica Vivo presentaron ‘Flor de Sal’, una colección compuesta por 38 looks que hacen parte de la propuesta del universo resort de la diseñadora, inspirada en la poesía de la naturaleza.

Los diseños se basaron en una propuesta de moda duradera y amigable con el medioambiente, con una paleta de colores que refleja los prismas de sal creando el efecto de un arcoíris y coincidiendo con los colores del celular Vivo V21, que fue recientemente presentado al mercado colombiano.

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“La moda ha evolucionado a tal punto que se ha convertido en un proceso experiencial. Así como Vivo utiliza su tecnología para permitirnos conectar con otros”, afirmó Beatriz Camacho. La diseñadora siempre ha utilizado la tecnología para construir un estilo de vida desde su comunicación digital, que, yendo mucho más allá de una intención comercial, procura siempre inspirar, transmitir emocionalidad genuina y conectar con los demás.

El segundo día, la diseñadora Manuela Álvarez presentó ‘La esencia’, una colección en la que se unió a la marca Arkitect del Grupo Éxito y a Artesanías de Colombia. Su objetivo: lograr un encuentro entre la sofisticación y el saber técnico propio de la sastrería contemporánea y continuar democratizando la moda.

La colección es una invitación a volver a lo fundamental, a darle protagonismo a los saberes tradicionales y al trabajo manual como herramienta primaria para la creación. En ella se enaltecen las manos de las 113 artesanas de los municipios de Duitama y Cartago que participaron en los detalles de los tejidos de algunas de las prendas.

La pasarela de clausura estuvo a cargo del diseñador Juan Pablo Socarrás, que presentó su colección ‘Magdalena’, un tributo al río que atraviesa gran parte del país y también a las mujeres de distintas regiones que acompañan su cauce.

Esta colección se enmarca en el proyecto ‘Historias hechas a mano’, en alianza con la Corporación Mundial de la Mujer Colombia y Coca-Cola, que se enfoca en diseños creados a partir de residuos y procesos de suprareciclaje. En total, 67 mujeres en contextos sociales difíciles fueron las responsables de hacer realidad este proyecto, cuyo objetivo fue visibilizar las historias personales de cada una de ellas desde sus oficios.