Desde semiconductores hasta combustibles, pasando por juguetes, ropa y comida, una larga lista de productos de uso diario están siendo afectados por la crisis en la cadena de suministros que golpea a la economía global, generando escasez y aumento de precios.

 

Esta crisis en la cadena de suministros se remonta al inicio de la pandemia de coronavirus en 2020, cuando las duras restricciones para frenar los contagios llevaron a una fuerte caída en la demanda y en la actividad económica, poniendo frenos a la producción. También se registraron importantes cierres en puertos y fábricas debido a brotes de casos.

 

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De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, la economía global se contrajo un 3,59% durante 2020 y como consecuencia de estas restricciones. El FMI proyecta un rebote del 6% para 2021, en un contexto de ralentización del crecimiento.

cadena suministros

Pero a medida que se restablece la actividad y se recompone la demanda de bienes, la producción mundial se está viendo afectada por los controles fronterizos y las restricciones de movilidad -que generan dificultades a la hora de conseguir marineros y conductores para el transporte de bienes-, la falta de inversiones durante 2020, el aumento de los costos de transporte debido al precio del combustible y otros factores.

A continuación, algunos de los productos más afectados por esta crisis en la cadena de suministros.

Alimentos y bebidas

En Estados Unidos se han registrado aumentos abruptos de precio en bebidas refrescantes, tortillas -por la falta de maíz- y carne vendidas en tiendas.

En el caso de las bebidas, la escasez de botella de vidrio provenientes de Asia está afectando la producción de los refrescos, dijo la administradora de supermercado Erica Muñoz, ubicado en Atlanta, a CNN. También indicó que la carne ha tenido aumentos de hasta 30%.

Se esperan asimismo incrementos en el precio el café debido al mal tiempo en Brasil, las protestas en Colombia y los altos costos de transporte.

Productos manufacturados

El costo de los bienes que salen de las fábricas de China, el principal fabricante del mundo, está aumentando a la tasa más alta registrada hasta el momento, lo que afecta el consumo en todo el planeta.

El índice de precios de producción -que mide el costo de los bienes vendidos a las empresas- se disparó un 10,7% en septiembre respecto a hace un año, según datos del gobierno publicados este jueves. Se trata del aumento más rápido desde 1996, cuando el gobierno comenzó a publicar estos datos, según los datos de Eikon Refinitiv.

Las empresas de todo el mundo que se abastecen de mercancías en China ya están luchando con la congestión de los puertos, el aumento de las tarifas de los fletes y los retrasos. El aumento de los precios y la reducción de la producción podrían suponer más problemas para las cadenas de suministro mundiales, que ya están sometidas a una enorme presión.

De automóviles, ropa y juguetes

En el caso de los automóviles, Goldman Sachs advertía en agostos por la caída en los inventarios de autos, que se mantienen por debajo de los niveles anteriores a la pandemia de coronavirus.

En tanto la empresa de ropa deportiva Nike podría quedarse sin suministros de zapatos deportivos provenientes de Vietnam, donde el aumento de los contagios ha forzado al cierre temporal de fábricas, según indicó la consultora S&P Global.

Por otro lado la escasez de contenedores, la limitación del espacio de carga en los buques marítimos y el aumento de los costos han obligado a los fabricantes de juguetes a hacer numerosas concesiones sobre qué mercancías tienen más sentido desde el punto de vista económico.

De esta forma, los vendedores de juguetes en Estados Unidos han decidido priorizar juguetes pequeños y blandos para esta temporada navideña, ya que caben más de estos en los contenedores.

Las cadenas de suministro, bajo presión ¿Qué está pasando?

Los altos costos en el transporta y la escasez de contenedores también están generando problemas en la cadena de suministros.

Combustibles

La demanda de energía se está disparando en todo el mundo a medida que la economía global se vuelve abrir tras las restricciones impuestas en 2020 para hacer frente al coronavirus. Pero la oferta no sigue el ritmo.

China está teniendo problemas para cubrir la demanda de carbón debido a los problemas generados por la pandemia en su principal proveedor, Australia, pero también a las fuertes lluvias y una serie de accidentes mortales en sus plantas. También, las políticas recientes del gobierno para reducir las emisiones de carbono han tenido un impacto en la producción de carbón, altamente contaminante.

El precio del carbón térmico, que se utiliza principalmente para generar energía, ha seguido subiendo. Los futuros treparon un 11% el martes en la bolsa de materias primas de Zhengzhou hasta alcanzar un nuevo récord de casi 1.508 yuanes (US$ 234) por tonelada métrica. Esta subida se produjo después de un aumento del 8% el lunes.

En Europa el costo del gas natural al por mayor se ha disparado hasta alcanzar máximos históricos en el Reino Unido, Francia, España, Alemania e Italia. Las facturas de los hogares y las empresas ya se han disparado, y podrían subir aún más a medida que se acerque el frío y se necesite más combustible para la generación de electricidad y los sistemas de calefacción.

Mientras tanto los altos precios del petróleo en Estados Unidos vuelven a estar por encima de los US$ 80 por barril -no llegaba estos valores desde 2014-, una bendición para la industria energética, golpeada durante la pandemia, pero una mala noticia para la recuperación económica a medida que se acerca el invierno boreal.

El lunes el precio del combustible diésel alcanzó un máximo histórico en las gasolineras alemanas, según informó la Asociación Alemana del Automóvil (ADAC). El litro cuesta ahora una media de 1,555 euros (US$ 1,797, y acaba de superar el récord anterior (1,554 euros) del 26 de agosto.

Mientras que en el Reino Unido la falta de conductores para llevar el combustible de los puertos a las estaciones de servicio está generando escasez de ese producto y largas filas en las gasolineras.

Semiconductores

Los semiconductores, o chips, han estado en falta durante todo el 2021 y se espera que la escasez podría durar hasta mediados del 2023, de acuerdo con Intel.

Estos faltantes afectan a numerosas industrias que utilizan chips, como la automotriz y los fabricantes de productos electrónicos -entre estos los teléfonos inteligentes-, encareciendo los productos finales.

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Entre las razones para explicar esta situación figura en primer lugar la pandemia de coronavirus, que sumió a la economía mundial en la recesión el año pasado. En ese contexto, los fabricantes de automóviles redujeron los pedidos de chips, mientras que las empresas tecnológicas, cuyos productos se vieron favorecidos por las medidas de confinamiento, acapararon todos los que pudieron.

Otras circunstancias, como las sanciones del gobierno estadounidense a las empresas tecnológicas chinas y las condiciones climáticas extremas, también han contribuido a la escasez de suministro.

En enero de 2021 fabricantes de automóviles como Ford, Nissan, Volskwagen y Toyota debieron suspender temporalmente la producción en alguna de sus plantas debido a la falta de chips -un automóvil promedio requiere entre 50 y 150 semiconductores-.

En octubre se informó que las ventas de automóviles nuevos se habían desplomado en los últimos tres meses en Estados Unidos a pesar de la fuerte demanda, ya que la escasez de chips de computadora y otros problemas en la cadena de suministro provocaron paros en las fábricas automotrices y obstaculizaron el suministro de vehículos.